En mi acompañamiento en consulta, son cada vez más frecuentes las ocasiones, en las que las personas en su vivencia de los procesos personales evolutivos que deciden realizar, pueden a veces llegar a sentir y percibir que todo su mundo se derrumba a su alrededor.
Actualmente estamos viviendo tiempos de profundos cambios en muchos aspectos de nuestras vidas y por ello también podemos llegar a sentirnos así.
Ademas a nivel personal creo que tod@s en más de una ocasión hemos tenido esa sensación y podemos llegar a identificarnos con el / la protagonista del dialogo.
Cuando leí el texto que un poco mas adelante os comparto, me evocó todas esas situaciones que anteriormente os he enumerado.
Es importante recordar siempre que todo lo que experimentamos tiene un propósito, aunque en el momento en el que lo vivimos, a veces no consigamos comprenderlo.
Yo: Hola Dios.
Dios: Hola ...
Yo: Me estoy desmoronando. ¿Me puedes volver a armar?
Dios: Preferiría no hacerlo.
Yo: ¿Por qué?
Dios: Porque no eres un rompecabezas.
Yo: ¿Qué pasa con todas las piezas de mi vida que se caen al suelo?
Dios: Déjalas allí por un tiempo.
Se cayeron por una razón.
Déjalas estar allí un rato y luego decide si necesitas recuperar alguna de esas piezas.
Yo: ¡No lo entiendes! ¡Me estoy rompiendo!
Dios: No, tú no entiendes.
Estás trascendiendo, evolucionando.
Lo que sientes son dolores de crecimiento.
Estás desprendiéndote de las cosas y las personas en tu vida que te están reteniendo.
No se están cayendo las piezas.
Las piezas se están poniendo en su lugar.
Relájate.
Respira profundamente y deja que esas cosas que ya no necesitas se caigan.
Deja de aferrarte a las piezas que ya no son para ti.
Deja que se caigan.
Déjalas ir.
Yo: Una vez que empiece a hacer eso, ¿qué me quedará?
Dios: Solo tus mejores piezas.
Yo: Tengo miedo de cambiar.
Dios: Te sigo diciendo: ¡NO ESTÁS CAMBIANDO!
¡ESTÁS CONVIRTIÉNDOTE!
Yo: ¿Convirtiéndome, en quién?
Dios: ¡Convirtiéndote en quién yo creé para que fueras!
Una persona de luz, amor, caridad, esperanza, coraje, alegría, misericordia, gracia y compasión.
Te hice para mucho más que esas piezas superficiales con las que has decidido adornarte y a las que te aferras con tanta codicia y miedo.
Deja que esas cosas se te caigan.
¡Te amo!
!No cambies! !Conviértete!
¡No cambies! ¡Conviértete!
Conviértete en quien quiero que seas, en quién creé.
Voy a seguir diciéndote esto hasta que lo recuerdes.
Yo: Ahí va otra pieza.
Dios: Sí. Deja que sea así.
Yo: Entonces ... ¿no estoy roto?
Dios: No, pero estás rompiendo la oscuridad, como el amanecer.
Es un nuevo día.
¡¡Conviértete!!
¡¡Conviértete en quién realmente eres!!”
Yo ahora, os invito a que elijáis el Amor en lugar del miedo.
Este es el momento de decidir SER quién realmente somos.
Bendecid con Amor a todas las situaciones y personas que lleguen a vuestra vida, para así poder comenzar a construir el nuevo mundo que deseáis ver.
¿Te animas a vivir como un niñ@ que no desea controlar nada, y que descubre con alegría en cada instante lo que es la vida, a medida que sigue la guía interior de su divina esencia?
Así de maravillosa es la Vida!!